Los derechos humanos de primera, segunda, tercera y cuarta generación. (PROLOGO)
Hoy en día se hacen muchos comentarios, en los diversos medios de comunicación sobre los derechos que nos son inherentes como ciudadanos. Así observamos que tenemos el derecho a la vida, el derecho a la libertad, el derecho a la información, el derecho a la salud, y, en fin, una gama de derechos que solo la imaginación puede crear a causa de nuestra vida cotidiana y de acuerdo a los diversos papeles que desempeñamos en la sociedad contemporánea.
Es, relativamente fácil, dialogar, hasta con un niño, de los derechos que nos corresponden. Sin embargo resulta difícil, y hasta a veces imposible, encontrar a cada uno de los derechos su obligación equivalente. Tanto el derecho como la obligación son partes integrantes de un todo y que, si bien para su estudio pueden ser separados, en la práctica son inseparables para cumplir su misión, es decir, la paz, tranquilidad y armonía de la sociedad.
Es necesario, ahora, que todos participemos de la concientización de que, si bien tenemos derechos, también tenemos obligaciones que nos corresponden cumplir.
Si tenemos el derecho a la vida, también tenemos la obligación de respetar y conservar la vida de nuestros semejantes. Si tenemos el derecho de manifestación, también, consecuencia lógica, tenemos la obligación de respetar la libertad de toda la colectividad.
Por todo ello se establecen dependencias que surgen con un propósito común: salvaguardar y garantizar el respeto de los derechos humanos de los ciudadanos, quienes demandan el establecimiento de una sociedad más justa e igualitaria.
Por lo que puedo resumir que el derecho es correlativo a una obligación; que el derecho nace cuando se cumple una obligación. Afirmando como premisa categórica que:
Cumple tus obligaciones para que tengas derechos.
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